El molino representa la industria que más importancia tuvo como generadora del alimento básico de la población lanzaroteña, el gofio (harina hecha a base de cereales).

Superando a las tahonas, los molinos aprovechan la fuerza del viento que a través de las aspas y una serie de engranajes hace girar la piedra que muele los granos. Son de planta circular y de dos pisos con techumbre cónica. El molino posee dos grandes piedras, muy duras y redondas, con un orificio central. La superior recibe la fuerza del viento haciéndola girar sobre otra que permanece estática. Ambas están separadas por unos milímetros. Los granos del cereal se introducen en la toba, recipiente similar a un embudo por el cual va cayendo el grano por el orificio del centro de la piedra, y al irse depositando entre las piedras se transforma en gofio.