La Cilla
Lanzarote fue tras la conquista y hasta la primera mitad del siglo XIX una isla de señorío. Además de las rentas señoriales, la vecindad debía aportar al clero el diezmo, es decir, el diez por ciento de los beneficios obtenidos en la explotación de cultivos y ganado producidos en cada año.
Los cereales rentados eran conservados en estos graneros llamados cillas y Teguise se beneficiaba de poseer el granero más importante de una isla cerealista como Lanzarote. Su construcción se remonta a 1680, obra del maestro Marcial Sánchez. En 1986 una entidad bancaria costeó su rehabilitación, dirigida por César Manrique, y se convirtió en una sucursal de dicha entidad, conservándose su estructura original.